María Virgia Cedeño
Psicóloga Clínica M.A
Finalizando este año y de cara a las altas expectativas de disfrute de las fiestas que son partes de la época, te sugerimos leer el libro de Jhon Leland, “Ser feliz es una decisión, lecciones aprendidas a lo largo de un año entre ancianos longevos”, una obra inspiradora y emotiva que nos hace reflexionar sobre el papel decisivo que jugamos en nuestra manera de afrontar la vida. La práctica de la gratitud, la capacidad de asombrarse ante los pequeños milagros diarios y la habilidad de adaptarse a las circunstancias son algunas de las valiosas lecciones que nos ofrece esta obra.
Nuestra forma de ver la vida lo constituye un sistema de creencias aprendido a lo largo de nuestra vida, sobre todo con experiencias esenciales de nuestra infancia y adolescencia, sistema bien elaborado en redes neuronales amplias en nuestro cerebro que determinan nuestro accionar, nuestro sentir, nuestras percepciones sobre la realidad y un patrón de reacciones biopsicosociales, que difiere según la crianza, la cultura y características personales que nos ayudan a adaptarnos y readaptarnos a los cambios del ciclo de vida. No obstante, los sistemas de creencias pueden estar sesgados, y en dicho caso la persona experimentar dificultades para la adaptación.
Los sesgos cognitivos o distorsiones del pensamiento son atajos mentales, asociaciones del pensamiento, que pueden provocar juicios o ideas no exactas o no racionales. Sirven para la tomar decisiones en momentos de incertidumbre ya que se simplifica el proceso de la información. Una vez identificados se necesita un ejercicio de toma de decisión para modificarlos.
Todos queremos y necesitamos ser feliz. Aunque hay muchas personas que se esfuerzan para lograrlo, no lo consiguen y atribuyen la razón a diversos factores según sus sesgos de pensamiento. Y aunque hay mucho que podemos aprender de personas mayores y sus experiencias, a veces los sistemas y sesgos se tardan en reestructurar y se hace necesario ser feliz, y serlo ahora.
La idea de la felicidad es diversa para cada uno y sobre todo lleva algunos sesgos para su contextualización. El cerebro puede hacerte creer que la felicidad se encuentra en la satisfacción inmediata de todos tus deseos. Sin embargo, ya se ha estudiado ampliamente y sobre todo en el área de neuroimagen, que mientras mas se retrasa la gratificación, mas capaz es la persona de sentir un placer y felicidad mas duradero, ya que la satisfacción inmediata requiere de estímulos constantes y estados ansiosos y adictivos.
Consejo para fin de año, ponte pequeñas metas, sin demasiado relevancia a corto plazo y deja las significativas y grandes metas a un plazo más largo, pon toda tu pasión en el proceso y visualízate exitoso, aunque aún no haya concluido el proceso, ya que en el mismo has desarrollado habilidades invisibles que te preparan para manejar lo grande con gran expertis. Recuerda los bebés no se desaniman porque se caen al aprender a caminar, mas bien lo celebran y siguen intentando.
Las fiestas representan muchos estímulos en poco tiempo que pueden ocasionar un gran bajón o deseo de continuar cuando las épocas navideñas pasan, como también puedes pensar que algo extraordinario debe de pasar para considerarla como muy significativa. El concepto de felicidad puede verse sesgado y experimentar decepciones y desanimo. Así que enfócate en los pequeños logros y en las experiencias que considerarías menos significativas y complácete en ellas. ¡¡Disfrutemos las fiestas!!
